Unidad 3 - La oración respondida




En la Biblia está escrito sobre un profeta que se llamaba Elías, que enseñaba sobre la voluntad de Dios para las personas. Elías respectaba mucho a Dios y Lo obedecía, por eso muchos milagros ocurrían cuando él usaba la fe. Cierta vez Elías oró para llover y así aconteció, otra vez bendijo una viuda que estaba con hambre, él fue muy usado por Dios.


Un día Elías tomó un importante desafío con los profetas que adoraban a los dioses falsos. El profeta Elías dijo al rey Acabe que junte todos los profetas que sirven a otros dioses y mandó que el pueblo de Israel también estuviese presente. Amiguitos muchas personas del pueblo de Israel, que era pueblo de Dios, estaban obedeciendo a los profetas de Baal, y hacían las cosas equivocadas que desagradaban al Dios vivo.

Entonces todos se reunieron en el monte Carmelo, y Elías dijo para el pueblo que no podía haber dudas, y que debería decidirse si servían a un Dios o a dioses engañadores, y hizo un desafío con los profetas de Baal, diciendo: “hagan un altar para sus dioses y preparen un sacrifico para ellos, llámelos. Después yo voy a hacer la misma cosa, pero clamaré a mi Dios. Y el Dios que derramare el fuego sobre el sacrifico este es el verdadero”.

Él creía que Dios lo respondería, y no tuvo ningún miedo en tener que enfrentar ochocientos y cincuenta profetas. Los profetas se quedaron gritando hasta el medio día y no tuvieron ninguna respuesta. Pero Elías hizo apenas una simple oración diciendo: “Él Señor Dios, muestra que tú Señor eres el rey de Israel, el verdadero, y que tú eres el profeta. Respóndeme...”.

Dios oyó y respondió la oración de Elías y el fuego cayó sobre el altar y el sacrificio, y el pueblo de arrodillo y grito “¡El Señor es Dios!¡Solo el Señor es Dios!”

En la Biblia está escrito que: “Cuando las personas honestas llaman al Señor, Él los oye…” (Salmos 34.17). Elías fue respondido porque era sincero y honesto con Dios. Si fuéremos obedientes y sinceros, también seremos atendidos, pues Dios nunca dejará que seamos avergonzados. Debemos solamente obedecer, usar la fe y confiar.

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